Alfonso Alcalde fue un personaje muy peculiar de la literatura Chilena, nacido en Punta Arenas el 28 de septiembre de 1921 y fallecido en Coliumo el 5 de mayo de 1992. A la temprana edad de doce años, abandonó sus estudios y comenzó un viaje que lo llevaría a Argentina y Bolivia. Durante esta primera experiencia independiente, se ganó la vida como pudo; sus trabajos fueron desde camarero hasta auxiliar de una funeraria. El paludismo lo puso al borde de la muerte, y fue repatriado con ayuda de la embajada chilena en Argentina. Estas experiencias tan particulares, le permitieron desarrollar una mirada única de la vida, la cual reflejó en sus poemas, novelas, cuentos y guiones. Como periodista, trabajó para diarios, revistas y radios y dictó clases en la Universidad de Concepción. La pérdida de visión y un estado depresivo lo llevaron al suicidio, pintando un trágico cuadro quizás anunciado por su poema "El ahorcado".
Su primer poemario, Balada para una ciudad muerta, fue publicado en 1947, con un prólogo escrito por el propio Pablo Neruda. Otros personajes literarios de gran importancia han admirado su trabajo, y han llegado a compararlo con Cortázar. El poema "Autorretrato Número 1" es un buen reflejo de su espíritu libre y desprendido del materialismo.