Exquisita prudencia la de mi boca y la suya
por ese dedo abeja que libó entre murmullos y distensiones
golosas,
las sucesivas floraciones e mi anémona nocturna.
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Exquisita prudencia la de mi boca y la suya
por ese dedo abeja que libó entre murmullos y distensiones
golosas,
las sucesivas floraciones e mi anémona nocturna.