Gotas de vida resbalan tibias.
mientras mis manos las van secando.
Surgen de mi garganta,
y, en encrespadas escaleras,
ascienden hasta mis ojos.
El presente, precioso,
de claros de luna y mar,
de soles perfectos,
luce su manto de oro
por nosotros bordado
desde que nos encontramos.
Tú y yo,
amándonos, teniéndonos,
somos todo para siempre.
El pasado de cumbres de plata
y falda de tintos ocres,
enmudece mis lunas.
No quiero que vuelvan,
aunque a veces,
acechan cercanos,
buscan agazaparse sobre mí.
Son lobos negros.
Están en cada esquina.
He de eludirlos cuantas veces pueda.
Ellos saben que pueden colarse en mi sangre,
atormentarla.
Torpes y no deseadas gotas de muerte,
resbalan frías
sobre mis manos.
No logro evitar
que surjan de mi garganta
en encrespadas escaleras
y se instalen en mis ojos.
Descuida, amor...
Son apenas segundos.
Ya se van.
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Rafael.
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