Solos tú y yo.
El asfalto destila silenciosos negros.
Presiento tu proximidad.
Suena un bolero que incita al abrazo.
Te acercas más.
Tus brazos, hechos para el amor,
toman mi cintura,
me aprietan contra tu cuerpo.
Buscas mi cuello con tus labios.
Me recorres.
Te recorro.
Sumisos, irracionales,
nos vamos entregando
poco a poco,
parte a parte.
Nuestros cuerpos se quiebran.
Desatada y mordaz
la pasión nos envuelve entre palabras y besos.
En la cúspide de los sentidos
somos dos, somos uno.
Nos pertenecemos.
Nuestros cuerpos palomas,
únicos,
vuelan desatados.
Renacemos en nosotros.
Saciamos la sed buscada.
Desatamos placeres con furia.
Volamos, volamos...
De un golpe, el silencio.
Seguimos abrazados.
Estamos en paz.
Volver a Ana Buquet
Rafael
si después de la entrega
del deleite pasional,
encontramos la paz,
sintiendo mutua necesidad,
concluiremos que somos uno.
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