(a María Rosa Lojo)
Hemos hablado de los hombres y de cuanto les ocurre a los hombres,
como si la humanidad fuese un planeta inmerso en nuestra sombra.
Hemos creído despoblar el silencio
nombrando cada cosa, encadenándola y encadenándonos
a su significado.
Sin advertir que cada ser genera mundos breves que huyen hacia la libre
prisión del universo.
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