Conozco un pueblo no lo olvidaré
que tiene un cementerio demasiado grande.
Hay en mi tierra un pueblo sin ventura
porque el cementerio es demasiado grande.
Sólo hay cuarenta almas en el pueblo.
No sé para qué tanto cementerio.
Cierto año la gente empezó a irse
y en muchas casas no quedaba nadie.
El año que la gente empezó a irse
en muchas casas no quedaba nadie.
Se llevaban los hijos y las camas.
Tenían que matar los animales.
El cementerio ya no tiene puertas
y allí entran y salen las gallinas.
El cementerio ya no tiene puertas
y salen al camino las ortigas.
Parece que saliera el cementerio
a los huertos y a las calles vacías.
Conozco un pueblo. No lo olvidaré.
Ay, en mi tierra sin ventura,
no olvidaré a mi pueblo.
¡Qué mala cosa es haber hecho
un cementerio demasiado grande!
Volver a Antonio Gamoneda
los viejos se mueren pero el cementerio sigue incrementando muchas nuevas losas: sus nichos en blanco aparecen pronto sembrados de letras con nombres que antaño fueron mis vecinos que traen de lejos sus seres cercanos. Consuela el reencuentro...
¡Que siga poblado!
menterio se queda grande y el pueblo en sí, también.....
Gracias.
Miguel h.
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