No se oyen
pero escuchan.
Están sentadas
en la parte de atrás.
Cuando por fin alzan la mano,
descubren el rostro
de una palabra
con ojos de liebre asustada
que huye
de las cocinas
de los cuartos
y las salas
para asomarse
-aunque sea por un instante-
a un lugar sin paredes
pero con alma.
Volver a Carolina Escobar Sarti
me gusto mucho no poque sea mi caso si no porque hay en el mundo mucha gente que solo vive detras de su pareja y no sabe como poder ser ellas(ellos puede ser el caso)es un hermoso poema gracias por publicar grandes verdades.........TITA.
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