Ángel enamorado
de la doliente casa de los hombres;
criatura sin pecado
que dejas, olvidado,
el nombre eterno en terrenales nombres;
tu escondida presencia
es un fulgor que canta o que suspira;
la muda confidencia
se escucha en la conciencia
y a veces...con el aire se respira.
Proclamo tu blancura;
quiero explicar espacios que no entiendo:
aquí...mi luz oscura,
allá...lágrima pura,
y el mundo su ceguera defendiendo.
Si tu mano en mi mano
coge parte del río que se bebe;
si la hoja y el grano
del pulsante verano
son en tu fino amor latido breve;
prolongado latido
es en mi corazón lo que despiertas;
y vives recogido
en mi frente o perdido
por esta noche de cerradas puertas.
Escucho los rumores
que vienen de la pálida ribera;
con mis versos menores
y mis grandes amores
persigo la existencia verdadera.
Tu designio me obliga
a encontrar el camino innominado;
tu desvelo me liga
a dolor y fatiga
del que va con el grito desgarrado.
Alumbras y sostienes;
brotan dulces praderas de tu aliento;
estás conmigo...vienes
del soplo que mantienes
en vasto y poderoso movimiento.
Buscándote en mi sombra
-entre el miedo de ser y de acabarme-
cuando el alma te nombra,
al nombrarte se asombra
de que quieras oírme y ampararme.
Morador de mi sueño:
por tu brasa de luz, por tu alborada,
este día pequeño,
este fugaz empeño,
son tu abismo de vida y tu posada.
Volver a Claudia Lars
Pues así tendrás ese amor, siempre para ti garantizado.
Que suerte sería,
vivir ese divino amor día a día.
Bonito me gusta mucho.
[email protected]
Que hermoso poema, me encanto sería maravilloso el poder tener el amor perfecto de un ángel.
Felicidades.
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