A Guillermo de Torre
De este sueño malva y rosa
que sueña el agua del río,
se van rosando en la tarde
las velas de mi navío.
De las lejanías vengo.
Cruzo fente al espigón.
Una canción marinera
se rosa en mi corazón...
Atardecer. En el Plata.
Sueño, frente a la ciudad.
Izadas llevo las velas,
velas de mi soledad...
Y se me van con el día
-no sé adonde se me irán-
las luces de mi alegría.
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