Cuando el camino alargaba hasta dónde su aventura, y la nostalgia inventaba una forma más del desasosiego, sólo un deseo repetían los ojos del visitante: alumbrarme en tu cuerpo como si alguna vez hubiera en él resucitado.
Volver a Francisco Magaña
Debes estar registrado para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.