Estoy con pocos amigos y los que hay
suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. Las usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo salud
y suerte-, hablar humildemente
de estas posibilidades amenazantes.
Espero que el rencor no intercepte
el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mi; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo.
Volver a Francisco Urondo
Gracias
hablo por mi mismo
no gozo ni quiero ningún mimo
mi único deseo es que me ame
Eso si, conocí desde que era pequeño
la dura disciplina del trabajo y del estudio
hacia la aristocrática vagancia muestro mi repudio
y a los hombres del mañana mi experiencia enseño
Mi carnet de identidad
son los callos en las manos
y una mirada clara
Trabajar no fue fatalidad
fui uno más entre los humanos
la vida vale la pena aunque se pague cara
Rafael.-
en todo momento.
hay que seguir cultivandolas.
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