Junto a las rocas,
la negra sal radiante.
¡Oídos!
Crujen las pieles de la Tierra
gastadas por el sueño
bajo una calma infernal.
¿Dónde está el hombre que renace
en las cenizas de una gran poesía,
la mano de oro
que bautiza y desarrolla
las ciencias naturales?
Palabras,
Serpientes de la asfixia.
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