Aquí, en la habitación, sobre la cama,
me está esperando un muerto que aún respira.
Mira, como mirar, ya no me mira.
Mirar, como llamar, sí que me llama.
La luz apenas roza su figura
como un pájaro breve que si vuela
es sólo porque pone aire en la tela
que le cubre de frío y de blancura.
Me está esperando y sabe que es seguro.
La luz manda su sombra contra el muro
y hay en la habitación un vaho yerto.
Sabe que llegaré tarde o temprano.
Creo que me señala con su mano.
Me está esperando aquí en el cuarto un muerto.
Volver a Leopoldo de Luis