Cuantos forjare más hierros el hado
A mi esperanza, tantos oprimido
Arrastraré cantando, y su rüido
Instrumento a mi voz será acordado.
Joven mal de la invidia perdonado,
De la cadena tarde redimido,
De quien por no adorarle fue vendido,
Por haberle vendido fue adorado.
¿Qué piedra se le opuso al soberano
Poder, calificada aun de real sello,
Que el remedio frustrase del que espera?
Conducido alimenta, de un cabello,
Uno a otro profeta. Nunca en vano
Fue el esperar, aun entre tanta fiera.
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