Poemas de Luis de Góngora
- A CIERTA DAMA QUE SE DEJABA VENCER
- A CÓRDOBA
- A DON ANTONIO DE LAS INFANTAS
- A DON ANTONIO VENEGAS
- A DON CRISTÓBAL DE MORA
- A DON DIEGO PÁEZ DE CASTILLEJO Y VALENZUELA
- A DON FRAY DIEGO DE MARDONES
- A DON FRAY PEDRO GONZÁLEZ DE MENDOZA Y SILVA
- A DON LUIS DE ULLOA
- A DON LUIS DE VARGAS
- A DON PEDRO DE CÁRDENAS
- A DON SANCHO DÁVILA
- A DOÑA BRIANDA DE LA CERDA
- A DOÑA CATALINA DE LA CERDA
- A FRANCISCO DE QUEVEDO
- A FRAY ESTEBAN IZQUIERDO
- A JUAN DE VILLEGAS
- A JUAN RUFO
- A JUAN RUFO, JURADO DE CÓRDOBA
- A JÚPITER
- A LA ARCADIA
- A LA BAJADA DE MUCHOS CABALLEROS DE MADRID
- A LA EMBARCACIÓN
- A LA MARQUESA DE AYAMONTE, DÁNDOLE UNAS PIEDRAS
- A LA MEMORIA DE LA MUERTE Y DEL INFIERNO
- A LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE NUESTRA SEÑORA
- A LA RIGUROSA ACCIÓN CON QUE SAN IGNACIO REDUJO UN PECADOR
- A LA TELA DE JUSTAR DE MADRID
- A LAS DAMAS DE LA CORTE
- A LAS FIESTAS DEL NACIMIENTO DEL PRÍNCIPE
- A LO POCO QUE HAY QUE FIAR DE LOS FAVORES DE LOS CORTESANOS
- A LOS CELOS
- A NUESTRA SEÑORA DE ATOCHA
- A SU HIJO DEL MARQUÉS DE AYAMONTE
- A UN CABALLERO DE CÓRDOBA
- A UN CABALLERO POETA
- A UN FRAILE FRANCISCANO
- A UN PINTOR FLAMENCO
- A UN SUEÑO
- A un tiempo dejaba el Sol
- A UNA CASA DE CAMPO
- A UNA CASERÍA
- A UNA DAMA QUE CONOCIÓ NIÑA
- A UNA DAMA VESTIDA DE LEONADO
- A UNA ENFERMEDAD DE DOÑA CATALINA DE LA CERDA
- A UNA SANGRÍA DE UN PIE
- A UNOS ÁLAMOS BLANCOS
- ACREDITA LA ESPERANZA CON HISTORIAS SAGRADAS
- AL CONDE DE VILLAMEDIANA
- AL CONDE DE LEMUS, VINIENDO DE SER VIRREY
- AL CONDE DE LEMUS, YÉNDOLE A VISITAR A MONFORTE
- AL CONDE DE VILLAMEDIANA, DE SU FAETÓN
- AL DOCTOR NARBONA
- AL DUQUE DE FERIA
- AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR EL CONDE DUQUE
- AL LLANTO Y SUSPIROS DE UNA DAMA
- AL MARQUÉS DE AYAMONTE
- AL MARQUÉS DE AYAMONTE, DETERMINADO
- AL MARQUÉS DE AYAMONTE, PARTIENDO
- AL MARQUÉS DE AYAMONTE QUE, PASANDO POR CÓRDOBA
- AL MARQUÉS DE VELADA, HERIDO DE UN TORO
- AL MISMO
- AL MONTE SANTO DE GRANADA
- AL NACIMIENTO DE CRISTO NUESTRO SEÑOR
- AL PADRE FRANCISCO DE CASTRO
- AL PADRE JUAN DE PINEDA
- AL PADRE MAESTRO HORTENSIO
- AL POETA PEDRO SOTO DE ROJAS
- AL PUERTO DE GUADARRAMA
- AL SERENÍSIMO INFANTE CARDENAL
- AL SOL, PORQUE SALIÓ, ESTANDO CON SU DAMA, Y LE FUE FORZADO DEJARLA
- Al tramontar del Sol
- Al tronco Filis de un laurel sagrado
- AL TÚMULO DE ÉCIJA
- ALEGORÍA DE LA PRIMERA DE SUS SOLEDADES
- Allá darás, rayo
- Amarrado al duro banco
- Ándeme yo caliente
- Ánsares de Menga
- Aquí entre la verde juncia
- Aunque a rocas de fe ligada vea
- BURLÁNDOSE DE UN CABALLERO PREVENIDO
- Ciego que apuntas y atinas
- Con diferencia tal, con gracia tanta
- CONVOCA LOS POETAS DE ANDALUCÍA
- Cosas, Celalba mía, he visto extrañas
- ¿Cuál del Ganges marfil, o cuál de Paro
- Cuando pitos flautas
- Cuantas al Duero le he negado ausente
- Cuatro o seis desnudos hombros
- Cura que en la vecindad
- De chinches y de mulas voy comido
- DE DON FRANCISCO DE PADILLA
- DE DON RODRIGO SARMIENTO
- DE LA AMBICIÓN HUMANA
- DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VIDA
- DE LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRARIO
- DE LA ESPERANZA
- DE LA JORNADA DE LARACHE
- DE LA JORNADA QUE SU MAJESTAD HIZO A ANDALUCÍA
- DE LA MARQUESA DE AYAMONTE Y SU HIJA, EN LEPE
- DE LA TOMA DE LARACHE
- DE LAS MUERTES DE DON RODRIGO CALDERÓN...
- DE LAS PINTURAS Y RELICARIOS DE UNA GALERÍA
- DE LOS MISMOS
- DE LOS QUE CENSURARON SU POLIFEMO
- DE LOS SEÑORES REYES DON FELIPE III Y DOÑA MARGARITA
- DE MADRID
- De puños de hierro ayer
- De pura honestidad templo sagrado
- DE SAN LORENZO EL REAL DEL ESCORIAL
- DE UN CABALLERO QUE LLAMÓ SONETO A UN ROMANCE
- DE UN CAMINANTE ENFERMO
- DE UN JABALÍ QUE MATÓ EN EL PARDO
- DE UNA DAMA
- DE UNA QUINTA DEL CONDE DE SALINAS
- DE UNA QUINTA QUE HIZO EL OBISPO DON ANTONIO VENEGAS
- DE UNAS FIESTAS EN VALLADOLID
- DE UNOS PAPELES QUE UNA DAMA LE HABÍA ESCRITO
- Dejadme llorar
- DEL CASAMIENTO QUE PRETENDIÓ EL PRÍNCIPE DE GALES
- DEL CONDE DE VILLAMEDIANA
- DEL MARQUÉS DE SANTA CRUZ
- DEL REY Y REINA NUESTROS SEÑORES EN EL PARDO
- DEL TÚMULO QUE HIZO CÓRDOBA
- DEL TÚMULO QUE HIZO CÓRDOBA EN LAS HONRAS
- DETERMINADO A DEJAR SUS PRETENSIONES
- Diez años vivió Belerma
- DILATÁNDOSE UNA PENSIÓN QUE PRETENDÍA
- Dineros son calidad
- Duélete de esa puente, Manzanares
- El que a su mujer procura
- EL SASTRE
- En dos lucientes estrellas
- En el caudaloso río
- En el cristal de tu divina mano
- EN EL SEPULCRO DE LA DUQUESA DE LERMA
- EN EL TÚMULO DE LAS HONRAS DEL SEÑOR REY DON FELIPE III
- EN LA ENFERMEDAD DE QUE MURIÓ EL SEÑOR REY DON FELIPE III
- EN LA JORNADA DE PORTUGAL
- EN LA MISMA OCASIÓN
- EN LA MUERTE DE DON RODRIGO CALDERÓN
- EN LA MUERTE DE DOÑA GUIOMAR DE SA
- EN LA MUERTE DE DOS SEÑORAS MOZAS
- EN LA MUERTE DE ENRIQUE IV, REY DE FRANCIA
- EN LA MUERTE DE TRES HIJAS DEL DUQUE DE FERIA
- EN LA MUERTE DE UN CABALLERO MOZO
- EN LA MUERTE DE UNA DAMA PORTUGUESA EN SANTARÉN
- EN LA MUERTE DE UNA SEÑORA
- EN LA PARTIDA DEL CONDE DE LEMUS Y DEL DUQUE DE FERIA
- En la verde orilla
- En los pinares de Júcar
- EN UNA ENFERMEDAD DE DON ANTONIO DE PAZOS
- Entre los sueltos caballos
- Érase una vieja
- FÁBULA DE POLIFEMO Y GALATEA
- Frescos airecillos
- Grandes, más que elefantes y que abadas
- Hermana Marica
- Ilustre y hermosísima María
- INFIERE, DE LOS ACHAQUES DE LA VEJEZ
- INSCRIPCIÓN PARA EL SEPULCRO DE DOMÍNICO GRECO
- Jura Pisuerga a fe de caballero
- La chacona a las sonajas
- La desgracia del forzado
- La dulce boca que a gustar convida
- Las flores del romero
- Las tablas del bajel despedazadas
- Lilio siempre real nascí en Medina
- Llegué a Valladolid; registré luego
- Llegué, señora tía, a la Mamora
- Lloraba la niña
- Los blancos lilios que de ciento en ciento
- Los dineros del Sacristán
- Los montes que el pie se lavan
- LUTO POÉTICO
- Manda Amor en su fatiga
- Mientras por competir con tu cabello
- Muerto me lloró el Tormes en su orilla
- Ni en este monte, este aire, ni este río
- No de fino diamante o rubí ardiente
- No destrozada nave en roca dura
- No vayas, Gil, al Sotillo
- Noble desengaño
- Oh, bien haya Jaén
- ¡Oh claro honor del líquido elemento
- ¡Oh qué malquisto con Esgueva quedo
- Oro no rayó así flamante grana
- PARA EL PRINCIPIO DE LA HISTORIA DEL SEÑOR REY DON FELIPE II
- PARA LA CUARTA PARTE DE LA PONTIFICIAL DEL DOCTOR BABIA
- PARA UN RETRATO DE DON JUAN DE ACUÑA
- Por niñear, un picarillo tierno
- ¿Qué lleva el señor Esgueva?
- Que pida a un galán Minguilla
- ¡Que se nos va la Pascua, mozas
- Raya, dorado Sol, orna y colora
- Rey de los otros, río caudaloso
- Segundas plumas son
- Señora doña puente segoviana
- Servía en Orán al Rey
- Sobre unas altas rocas
- SOLEDAD PRIMERA
- SOLEDAD SEGUNDA
- SOLEDADES
- ¿Son de Tolú, o son de Puertorrico
- Suspiros tristes, lágrimas cansadas
- TARDÁNDOSE EL CONDE DE VILLAFLOR
- Tras la bermeja Aurora el Sol dorado
- Un buhonero ha empleado
- Una moza de Alcobendas
- Valladolid, de lágrimas sois valle
- Verdes juncos del Duero a mi pastora
- VOLVIÉNDOSE A FRANCIA EL DUQUE DE HUMENA
- ¿Vos sois Valladolid?
- Vuela, pensamiento, y diles
- Ya de mi dulce instrumento
- Ya no más, ceguezuelo hermano
- Ya que con más regalo el campo mira
Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Luis de Góngora:
A FRANCISCO DE QUEVEDO
Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.
¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?
Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.
Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.
A CORDOBA
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
De honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
Que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre glorïosa patria mía,
Tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas rüinas y despojos
Que enriquece Genil y Dauro baña
Tu memoria no fue alimento mío,
Nunca merezcan mis ausentes ojos
Ver tu muro, tus torres y tu río,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!
A LOS CELOS
¡Oh niebla del estado más sereno,
Furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!
¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,
Que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
De la amorosa espuela duro freno!
¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,
Vuélvete al lugar triste donde estabas,
O al reino (si allá cabes) del espanto;
Mas no cabrás allá, que pues ha tanto
Que comes de ti mesmo y no te acabas,
Mayor debes de ser que el mismo infierno.
Mientras por competir con tu cabello
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,
Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,
No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
A UN SUENO
Varia imaginación que, en mil intentos,
A pesar gastas de tu triste dueño
La dulce munición del blando sueño,
Alimentando vanos pensamientos,
Pues traes los espíritus atentos
Sólo a representarme el grave ceño
Del rostro dulcemente zahareño
(Gloriosa suspensión de mis tormentos),
El sueño (autor de representaciones),
En su teatro, sobre el viento armado,
Sombras suele vestir de bulto bello.
Síguele; mostraráte el rostro amado,
Y engañarán un rato tus pasiones
Dos bienes, que serán dormir y vello.
La dulce boca que a gustar convida
La dulce boca que a gustar convida
Un humor entre perlas distilado,
Y a no invidiar aquel licor sagrado
Que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
Amantes, no toquéis, si queréis vida;
Porque entre un labio y otro colorado
Amor está, de su veneno armado,
Cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas que a la Aurora
Diréis que, aljofaradas y olorosas
Se le cayeron del purpúreo seno;
Manzanas son de Tántalo, y no rosas,
Que pronto huyen del que incitan hora
Y sólo del Amor queda el veneno.