Ser pudiera tu pira levantada,
De aromátcos leños construida,
Oh Fénix en la muerte, si en la vida
Ave, aun no de sus pies desengañada.
Muere en quietud dichosa y consolada
A la región asciende esclarecida,
Pues de más ojos que desvanecida
Tu pluma fue, tu muerte es hoy llorada.
Purificó el cuchillo, en vez de llama,
Tu ser primero, y glorïosamente
De su vertida sangre renacido,
Alas vistiendo, no de vulgar fama,
De cristiano valor sí, de fe ardiente,
Más deberá a su tumba que a su nido.
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