Los días de Noé bien recelara
Si no hubiera, Señor, jurado el cielo
En su arco tu piedad, o hubiera el hielo
Dejado al arca ondas que surcara.
Denso es mármol la que era fuente clara
A ninfa que peinaba undoso pelo;
Montes coronan de cristal el suelo;
Atado el Betis a su margen para.
A inclemencias, pues, tantas no perdona
El Fénix de Austria, al mar fiando, al viento,
No aromáticos leños, sino alados.
Aun a tu Iglesia más que a su corona
Importan sus progresos acertados:
Serena aquel, aplaca este elemento.
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