De un tiempo acá las noches no son mías,
las aspas del insomnio se han varado,
porque un lúgubre viento huracanado
me dejó solamente con mis días.
De tarde en tarde van mis rebeldías
tras el antiguo puño alucinado,
donde siempre sus furias han anclado,
y en alto empuñan nuevas acedías.
Del brazo del amor que la convida ,
por calzadas de gritos en penumbra,
huérfana de la noche va mi vida
tras un amanecer que al fin alumbra
un día con la noche esclarecida
de azul mañana que la fe vislumbra.
De Almácigo 2 (1980)
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