Ya que tu voz, como un muelle vapor, me baña
y mis ojos, tributos a la eterna guadaña,
por ti osan mirar de frente el ataúd;
ya que tu abrigo rojo me otorga una delicia
que es mitad friolenta, mitad cardenalicia,
antes que en la veleta llore el póstumo alud;
ya que por ti ha lanzado a la Muerte su reto
la cerviz animosa del ardido esqueleto
predestinado al hierro del fúnebre dogal;
te honro en el espanto de una perdida alcoba
de nigromante, en que tu yerta faz se arroba
sobre una tibia, como sobre un cabezal;
y porque eres, Amada, la armoniosa elegida
de mi sangre, sintiendo que la convulsa vida
es un puente de abismo en que vamos tú y yo,
mis besos te recorren en devotas hileras
encima de un sacrílego manto de calaveras
como sobre una erótica ficha de dominó.
Volver a Ramón López Velarde
escrito por un enterrador
que tiene sueños oníricos
en los que hace el amor
sobre una tumba de frio
mármol ,digámoslo de veras
no es nada alentador
amarse sobre un manto
de calaveras.
"mis besos te recorren en devotas hileras encima de un sacrilego manto de calaveras"
Rafael.-
un ser querido
la amada no estarà mas,
quedarà el recuerdo hermoso,
de romance inigualable...
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