Majestuoso el tiempo cuando duerme
preserva el ambarino amor
caudal de los asombros
del origen al reencuentro.
Subo la escalera del invierno,
el tiempo se detiene.
La luz guía mis pasos
brota del corazón a la cima:
soy un resplandor que fluye con el cielo
en este lento amanecer de pescadores.
Los muros blanden escudos de armas:
vestigio de tantas batallas
ganadas a sangre y fuego
para la gloria y el honor de las estirpes.
Por la tarde,
la música fluye por las grietas de su roca
hablando de un tiempo
guardado por el viento.
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