Los ríos del paraíso en las lentas marismas
de Hudaybiya, la médula
insondable del limo.
Con cálamos del Tigris dibujas en el aire
la sedición del tiempo, las torpes abluciones,
el anaquel de arena, el alfar, la carcoma,
las altas caravanas que devora la luna.
Volver a Santos Domínguez Ramos