Sergio Badilla

Sergio Badilla nació el 30 de noviembre de 1947 en Valparaíso (Chile) y es un importante autor de su generación a quien se considera el creador del transrealismo poético tan presente en la poesía actual chilena. Su nombre se encuentra cerca del de autores contemporáneos imprescindibles de esta tierra como lo son Raúl Zurita, Eduardo Embry y Juan Cameron.
Ha participado de numerosas lecturas poéticas a lo largo de todo el globo; habiendo sido invitado especial de eventos como el IV Festival Internacional de Esmirna, en Turquía, y en las lecturas que organiza cada año la Biblioteca del Congreso de Washington, en Estados Unidos.
Para Badilla la poesía es una forma de sacar las palabras de la sombra y volverlas claras, permitiendo que los sentimientos y la sensibilidad del poeta se vuelvan algo material. Por otro lado, ha expresado en reiteradas ocasiones que hacer poesía en esta época es una forma de expresar la insanidad; porque cada vez importa menos el individuo y más las instituciones, porque todo se ha globalizado incluso la literatura y entonces, tener voz propia es muy importante pero también sumamente dificultoso.
Entre las obras de Badilla podemos mencionar "La Morada del Signo", "Reverberaciones de Piedras Acuáticas", "Más Abajo de mi Rama" y "Más allá de la noche". Si lo deseas, puedes leer algunos de sus poemas en nuestra web, entre los que se encuentran "De mala muerte", "Muro de Berlín" y "Otoño del 96".

Poemas de Sergio Badilla

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Sergio Badilla:

Muro de Berlín

Hubo muchos que ni siquiera esperaron que me fuera
aves rapaces buitres de mala muerte
entraban y salían de las habitaciones apropiándose de mis cosas
mis escasos libros mis viejas corbatas mi chaqueta de paño inglés
Te guiñé un ojo al pasar y tú te sentiste claramente ufana
el rey se había muerto y el templo tenía las puertas derribadas
alguien destruía la validez del calendario

Allí paseábamos antes de la mano por la plaza pública
Lo había dicho, como si fuera un esmirriado slogan
un ridículo cartel de frontera
los hijos se quedan en casa
El mundo estaba bajo llave como si nada
las ojivas nucleares la Convención de Ginebra
la política de los teléfonos rojos
todo el polvo se barrió bajo la alfombra

Yo tampoco me arrepiento de haber amado en esos días
mis homenajes fueron antiguos humanos cándidos
Una misma moneda que tiene y tendrá dos caras la historia y la barbarie
los textos son ambiguos los burócratas irresponsables
Huelga establecer los límites memoriales ante la nada
la verdad es una refutación kantiana
los poderes se anulan como si fueran una ecuación matemática
que cambian su coeficiente

¿quiénes de los viejos quedan en las oscuras habitaciones del palacio?
¿a quién tributo el murmullo de esta época entonces?
ya no hay lumbres en las antorchas
el fuego se ha agotado hace tiempo en las ascuas

Advenedizos

Los advenedizos copiaron las Tablas de la Ley
a mano diestra a puño alzado con faltas de ortografía
falsificaron mal los patronímicos y los sobrenombres
Así fue posible que lo sumo se hizo vulgar y manifiesto
el unicornio minucioso en la polvareda
y de la cañada a un paso del precipicio
del barranco del despeñadero
Adulteraron mal los alias y los apellidos
Qué puede inventar un individuo que se consume en la vida
resistir al sueño cargado de apetitos y de ansias
durante el copular primaveral de
los pardillos en el pajar medianero
Difícil concebir que un mortal es el fruto de la más
pura abstracción de la apetencia carnal
Los advenedizos copiaron las Tablas de la Ley
a mano diestra a puño alzado con faltas ortográficas
remedaron mal los apelativos y los nombres
sofisticaron mal los apodos y los títulos
no fue la quebrada ni puente sobre un río
las semillas precipitándose en la vaguada
y los lagartos
que llegan a cientos
del polvo a la grava brillante en la que vagan entre los arenales
Raro es lo que atraviesa un duplicado en la naturaleza intacta
la trenza impregnada de lluvia en noches de borrasca
Miro entonces las olas desde la orilla del vestisquero
con los pies próximos al vértigo
la tierra recién llovida en la pradera devastada
escasamente sé ahora bosquejar en donde la pesadilla
es capaz de trasponer los sueños
para deambular desnudo sobre un cuerpo mojado
y sentir que no ha habido imperfección ni culpa
Los advenedizos copiaron las Tablas de la Ley
a mano diestra a puño alzado con faltas ortográficas
calcaron mal los seudónimos y las gracias
calcularon mal las rentas y los intereses

Luna

La misoginia de hombre con todo es un elixir final
para el ave rapaz cegada de pánico
en tu piel morena
los huesos ubicados en el lugar que corresponde
como paisaje anatómico
sugestivos en estructura al tacto y tu cavilante
bajo el follaje del viejo arce la luna fúlgida
la espesura profanada
resignada en el atractivo de estos otros huesos
débil – aseguro por tu aspecto -
la pálida de la fiesta con otra figura
Una urbanidad desconocida sin embargo reconozco alguna semejanza
donde se ocultan los astros y tu te amparas en mis fantasías
¿Qué difumina tu belleza entonces?
Esa percepción abatida de otras épocas de frío y éxodo
o de altruismo o la validez apresurada de una ideología
la clarividencia ya no tiene sentido
cuando la pasión es infinita con el impío que adora
Se desdibujan
tus pechos en la umbría luz y un mirlo aletea
en el mismo instante en la tenuidad de la noche
La madrugada está saciada ya en tus pupilas de ninfa
orilla el sentido desnudo
el instinto apresurado
y los aromas quedan en mi cuerpo
como remedo de una insospechada tregua

Adversario

La humanidad ha quedado vacante. Un mortal aspira
un último soplo de vida
(la vaciedad quimera su certeza
hechiza los artefactos que integran la esencia de su materia).
Nada es ulterior ni siquiera perenne bajo su razón
una mezcla de argumentos de cosas que pasan y cimentan este asombro
con atavíos y pendones
en un fragmento de territorio hostil donde yace
donde reposa donde convalecen sus huesos fríos
Los esqueletos tienen todo la muerte por delante
las osamentas trasponen la travesía de las sombras para abismarse
en el cese de toda energía (cada uno en su heroísmo)

La mochila obscurecida y estéril
siempre preparada para alguna nueva escaramuza
Es sólo un pensamiento que emergió de su cerebro alguna vez
¿En qué lugar nos encontraremos entonces donde no haya repugnancia
para que sepan de mi preñez de loba?
El silencio después de una guerra perdida
es parte del relato del mitómano redundante:
fábula que vence finalmente al adversario
y delira ante la unidad de los sentidos de alguien
que alguno recibe un lanzazo y allí queda tendido boca abajo.
El drama continúa en el mismo escenario y es inmemorial:
la humanidad ha quedado vacante un mortal aspira
un último soplo de vida

Aquellas preciosas

Acerca de las masnarras hay poco escrito
son especies que sufren de fotofobia permanente
de escasa irrigación de capilares
Seres vaginados
como los ángeles del convento de las Jerónimas de Sevilla
ejecutores genésicos de una progenie extinguida
Las masnarras magman la coherencia urden la analogía
y fraguan las equivalencias en medio de la noche
sueltan su cabello para tapar su tímido talante
y hacen el amor en algún recodo de la estación de Antón Martín
Las masnarras palidecen con frecuencia
debido a su nocturnidad prolongada
se imprecisan al amanecer se equívocan de manera contínua
en las noches de luna llena

Las masnarras son criaturas confusas indecorosas y mal nacidas
sin embargo hermosas y rubias después de entregarse al amor
aventurero
ambiguas de carne y hueso procaces de lengua y brío
estuosas de muslos enardecidas de ardor
las maznarras son individuas de mala educación

Autopista de Ploeisti

En los suburbios de Bucarest la nieve se transforma en lluvia en el otoño. Las grullas errantes que vienen camino de las estepas rusas bajan en las verdes colinas del Otopeni y se aparean. El Danubio no está lejos de aquí y los bogantes cantan al ritmo de los remos. Un viernes de octubre entré por Oradea camino de los Cárpatos y encontré tu apellido como nombre de pueblo ante los ojos y el mapa. Me empantanaron cinco horas de fisgoneo en frontera para hurgar papeles y visas. No, no soy el agente que buscáis. No soy el espía de occidente sino un sencillo ilota que viaja como paria. Dunavoastra stie romaneste? Stie limba romäna? y aparecen unos sombríos ziganes a santiguarme como si fuera el elegido antes de que llegue la tarde. Ví un pequeño zorro y una avutarda entre sus dientes amarillos. Las fauces de la vulpeja babean de excitación en la vanidad del siglo. Unas cornejas le siguen el rastro desde el aire y unos aviones Mig patrullan la comarca. Me pierdo en el camino largo y me salvan las palabras afectuosas de un zaraneste. El es un excluido como yo en un país con límites. Un repudiado debe tener derecho a fronteras y familia auque sea un canalla. En la concavidad de los altos montes voy a dar a Transilvania, al este de las llanuras de Moldavia y al norte de las de Valaquia. El conde Vlad ya no empala y castiga a sus rivales, son otros los que condenan a los hostiles caída la medianoche Las repudiadas desgracias de los parias y no de la mía están en los versos de Eminescu. Mi ímpetu es la de un apátrida que busca una prosapia en una segunda esquina del mundo, después de la matriz materna, la cordialidad de una chabola en los extremos de la tierra y en sus elementos. Mi linaje es una progenie incierta a la luz de un relámpago de otoño, el mismo que alumbra la arboleda y se refleja en el parabrisas de este auto usado en esta humanidad usada y trasegada por el que corro en la autopista de Ploiesti para llegar a casa. Hay unas viejas matronas que ponen más té al recipiente para que huela y sea té.La noche arquea sus piernas y el transeúnte piensa en apurar el pedal después del refrigerio. La ciudad está llena de suburbios y de aljibes con pájaros y microorganismos. Está sitiada por las sombras con helechos y roedores.