El cuerpo quiere rendirse
y no sé como aguardas todavía
en vez de maldecir.
Nada pasa. Se mueven
algunos tallos; un silbido
entra por la ventana.
Tienes que aprender a alejarte
y no digas después dónde estuviste.
Cómo podrían entender
Los que no han aruñado las paredes.
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