Nada por más me arrancará de mi sitio. Igual fulgor me escupió de muerte cuando reía mi madre y todos. La paz es un minuto. Cierro las ventanas, las puertas antiguas de mi casa. Es un minuto. Tú, ellos, de las palabras, de los labios a las palabras recias. Lento, prolongado, insistente. No alcanzo más que golpear. En este sitio. La palabra a golpes desprendida. Volcada de revés. La calma es un minuto.
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