Poemas de Héctor Rosales
- Acróstico inicial
- Acto de magia
- Al fondo
- Armarios (fragmento 9)
- Bar, ese hombre
- Corona
- Debe ser
- Del ciprés
- El de los versos
- El diploma
- El fervor
- El paraguas en el piso...
- ese señor el de allí diseña lápidas...
- este balbuceo de las hojas...
- Gaviotas
- Insecticida
- La cita y el filo
- La demora
- La grieta
- La pausa
- Lección
- Lo mismo
- los ciclistas en marte...
- Museo
- Negra vocación del agua
- Se prohíbe
- Souvenir
- terminará el frenesí de neón....
- un caracol ya basta
Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Héctor Rosales:
Se prohíbe
'Se prohíbe pegar carteles
en la tarde.' (Proclama el cartel,
pegado a un poste también imperativo).
En los portales yo escribo lunas nuevas
y viejas. Prominentes paredes, oscuras
siempre, cubren a los postes
con la dificultad de hallar
mis letras; despegadas
letras del atardecer, que conspiran
en la noche, contra la muerte,
en el cartel humano congregadas.
Acróstico inicial
Límite impreso larva del símbolo ilimitado
En ti el sonido del alma queda blindado
Trinchera en el papel de la emoción escrita
Recluta en tus hilos de tinta esta breve cita
Antes que la olvide y antes que sea olvidado
11.198
Del ciprés
Del ciprés enhiesto en la llanura
los días afilan las sombras.
La soledad, agachada, lo ve.
Y huye sin querer que se lo nombren.
Armarios (fragmento 9)
Y te doy el hechizo de las eras
en las doradas fechas de placidez fecunda.
Y también el sello donde un ciervo
salta entre dos cartas
enviadas a regiones contrarias, equívocas.
Los documentos están aquí;
puedes incluir cualquier crepúsculo
en estas fotos rancias y en la firma
que tiembla al son
de algún astro descarriado.
Pero acepta el duende que morirá lejos,
recoge los llamados del pasado
y perdona, corazón mío,
a esta sangre sin claraboyas
que tantas malas veces ofrecí
como único alimento.
Acto de magia
me quedé recostado en
el sur
con el ceño arqueando
distancias y precipicios
abracadabra
repetí
por decenas
en los cristales empañados
la lengua de la burla
escribía desafío
y un duende
metía la magia
bajo los colchones
los pasteles del infierno
estaban fríos
y no sé quién preguntaba
por un plomero
abracadabra
repetí
y me quedé recostado
en los cristales
arqueando con el ceño
la lengua
de un duende
hasta
estrangularlo
en el su
La demora
La demora, enhiesta en su altivez torturante,
cuidadosa perfora,
una a una,
las hojas del instante.
Es como si niños con un control remoto
estuviesen jugándome al desgaste.
Arrollarse en el frío ademán del aire;
comprimirse en la esencia de la angustia
y ver desde muy lejos
-mustia-
la ilusión nacida de feliz pasado.
Buscar ansioso un orificio en la noche
donde se pueda ver el sol del mañana.
Aquietar el estertor en esa mirada
que no está aquí, pero me ve
escapando de recuerdos indelebles
que se apoderaron de mi habitación.
Rara es la lucha de los núbiles deseos
que resbalan la prisa y caen,
golpeándose en la demora desesperante
que perfora desde siempre,
una a una,
las hojas del instante.
11.1978