Juana Rosa Pita

Poemas de Juana Rosa Pita

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Juana Rosa Pita:

Destierro ausencia

Yo sólo soy el punto de partida:
el bizantino vuelo
hundido en soledades
o rescatado en beso.
El más leve matiz de una discordia
entre el agua y las islas
me sería fatal
de no existir Florencia y sus almohadas
de magnolias y mármoles.
Y tu ausencia sin quiebra me condena
a la plaza vacía de palomas:
porque tú eres Florencia bebo brumas
desterrada entre mar y columnatas.

El arca de los sueños (22)

Pon tus grandes amores
(como Abraham a su hijo
aquella cabizbaja madrugada)
en el altar que te señale el sueño

Y si por un milagro sobreviven
será
transfigurados por el rito en fuerza germinal:
para lanzarse
a poblar el desierto

El arca de los sueños (13)

No hay isla para mí
(hasta los ciegos pueden ver los signos
pintados en los muros de la vida)
no hay isla y eso es todo
ni aquélla
ni ninguna
ni aún la más querida
de ese vasto archipiélago
que verdece en los sueños

No hay isla para mí
porque no hay playa a toda vela
ni pétalo habitable por mi nombre
(pregúntale a algún Juan si tiene tierra)
si sólo amar
de mar a mar
los brazos extendidos
y el grito a flor de voz
ardiendo a plena ola
pero nunca la arena de la isla
para plantarse allí
sembrando azul a ras del sueño

Cristo de La Habana

Gozo es la poesía compartida
y el unísono, música:
melodía de cuello largo
que expande el corazón.

Mira el Cristo, dijimos a la vez
dejando atrás la terminal de barcos,
el café de helados frutales,
la plaza de leones franciscanos.

Será que Él nos miró, presiente,
irrumpir en su lar de resistencia
riendo como niños, enlazados
cuando la lluvia al fin nos diera alcance.

Convócalo por mí a tu ventanal,
dale cuenta de nuestros lanzamientos:
la rosa al mar, la extaña flor al río,
nosotros a cumplir proyectos de alma.

Petroglifo del sueño

Ama esta piedra:
turquesa de nación
transfigurada en voz y trasvasada
de inmemorial aroma.
Piedra de mi silencio
pulida de imposible
y limpia por la lluvia
--aún me llueve-- de tiempo y soledad.
Haz tuya la certeza
de mis dudas preciosas:
hazla carne del sueño
gemelo de tu niñez recóndita.
Ama el poema,
éste que lleva inscrita la belleza
compartida por ti:
el jamás extranjero.

Pertenencia

Mi país es un árbol de lluvia
isla de fuego en flor
un pequeño Infinito
cantor de arcanos y alegrías.

Mi país es tu abrazo tu palabra
tu fantasía tu sueño tu presencia
señor de la tormenta, mi país
en ti despierto, duermo y vivo.

El puerto de mis manos y mis rosas
mar abierto de todos mis deseos
aire de mi silencio, música
callada mi país, hombre encino
el corazón meciéndose entre sol
y luna, mi país me espera...